Mis diez lecturas indispensables de 2025

La tradición se mantiene: aquí estoy para compartir con vosotros mis diez lecturas favoritas del año. Como siempre, en el número uno mi lectura «más favorita», si la expresión es correcta (que me temo que no). Pero antes de pasar a la lista, no quiero dejar de recomendaros los títulos que algunos amigos han publicado a lo largo de este 2025 y con los que he disfrutado un montón: Las lecturas de Muerte privada, de Juan Carlos Galindo, Los crímenes del Retiro, de Pedro Herrasti, Las fuerzas contrarias, de Lorenzo Silva, y El espía, de Jorge Díaz, me han regalado horas de evasión absoluta del mundo y goce de cuatro excepcionales misterios; y El paracaidista, de Ana Campoy, llena de poesía y supervivencia, me ha confirmado lo que ya intuía: que la trayectoria de Ana en la novela para adultos promete ser tan larga y enriquecedora como la ya recorrida por la autora en el terreno de la infantil y juvenil.

Escrito esto, vamos allá, del diez al uno.

10. Amiga mía, de Raquel Congosto, en Blackie Books, y El accidente, de Blanca Lacasa, en Libros del Asteroide. No me llaméis tramposa por empezar no con uno sino con dos títulos. El motivo de agruparlos es que me parecen una excelente muestra de la consolidación de un nuevo (nada es nuevo, ya lo sabemos) género: el del libro -y digo libro y no texto- pequeño. Las dimensiones reducidas en la edición están de moda y solo algunos contenidos y planteamientos muy definidos, tanto en el ensayo como en la novela, cuadran con el formato y, combinados con él, le regalan a la librería y al lector pequeños grandes éxitos. Lacasa escribe sobre una no relación que a todos nos ha ocurrido y Congosto abre el camino a un tema sobre el que ahora surgen títulos como champiñones, la amistad perdida.

9. Una mujer a quien amar, de Theodor Kallifatides, en Galaxia Gutenberg. Hay muchas cosas que no me han gustado en este libro. Entre ellas, que lo que se supone que es la historia de Olga, la amiga perdida a causa de la enfermedad, es, en realidad y sobre todo, la historia de Kallifatides. Superado este pequeño bache, Una mujer a quien amar encierra unos cuantos y muy valiosos momentos de lucidez narrativa, hallazgos sobre la vida de cualquiera de nosotros, a los que el autor llega en su ininterrumpida reflexión sobre la cercanía de la muerte, los afectos que cincelan nuestra memoria y la sostienen, y la misma literatura. Creo que «hay» que leer a Kallifatides más allá de nuestro interés por su biografía, que constituye el centro de su obra. Hay que leerlo porque es una voz ineludible y con derecho del panorama literario actual.

8. El misterio de la mujer tatuada, de Akimitsu Takagi, en Salamandra. Escrito poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, El misterio de la mujer tatuada nos traslada a la complejísima sociedad japonesa que quedó después del conflicto, prácticamente ocupada por los estadounidenses y sumida en una profunda crisis de identidad, para proponernos un enigma de estructura clásica y con descuartizamiento incluido que, al menos a mí, me sorprendió al final. Amantes de Matsumoto o Kirino, lectura infalible para vosotros.

7. El jardinero y la muerte, de Gueorgui Gospodínov, en Impedimenta. El libro más personal de Gospodínov relata el último mes de vida de su padre de una manera emocionante y sorprendentemente luminosa. Una muy buena amiga editora me dijo hace poco y con razón que el adjetivo «luminoso/a» se emplea últimamente para todo y está perdiendo fuerza. De acuerdo con ella, pero en este caso no me resisto a utilizarlo. Leed a Gospodínov y lo comprenderéis.

6. Fantástica historia de amor, de Sophie Divry, en Nórdica. Amor, suspense, ciencia y un poco de fantasía. Sé que a muchos el delirio de Sophie Divry no os ha convencido, pero yo no pude soltarlo hasta el final. Me interesa la idea de cómo, de un día para otro, dos vidas grises pueden convertirse en apasionadas e intensas, protagonistas de la aventura; la idea de que la soledad, si no es elegida, no tiene por que ser una cadena perpetua… el hecho de que poco o nada sabemos de la materia del universo y su influencia sobre nuestras vidas. En definitiva, me interesa esta historia en la que una misteriosa muerte en una compactadora une a un hombre y una mujer que, casi sin saberlo, ya se conocían.

5. A cuatro patas, de Miranda July, en Literatura Random House. Sin duda, mi lectura del verano. Detecto, mientras hago repaso de mis favoritos, que mi tendencia es al exceso, al -repito la palabra- «delirio» absoluto, que es exactamente lo que es A cuatro patas. Una mujer en los cuarenta se propone cruzar en coche, de Los Ángeles a Nueva York, los Estados Unidos, pero algo le sucede y se sorprende agotando sus vacaciones a escasos veinte kilómetros del punto de partida. El qué no os lo voy a descubrir, porque es un placer averiguarlo pasando las páginas de esta excepcional novela.

4. Audición, de Katie Kitamura, en Sexto Piso. Todo parece normal en esta novela cortísima, donde nos colamos en la vida privada de una famosa actriz de teatro, hasta que pasamos la página y leemos «Segunda parte». A partir de ese momento, la trama salta por los aires y el lector cae al vacío sin red. Siempre me ha gustado Kitamura, creo que ya la incluí en una lista anterior, hace un par de años, con Intimidades. Audición es su novela más experimental. Que nadie espere un desenlace claro, una moraleja o uno de esos cierres que confirman nuestra idea de la historia. El texto es, afortunadamente, demasiado arriesgado para eso.

3. Vida mía, de Dacia Maraini, en Altamarea. Cuando era una niña, Dacia Maraini estuvo encerrada con sus padres y sus hermanas en un campo de concentración japonés, una vivencia que habría de marcar para siempre su obra. Han hecho falta más de ochenta años para que la escritora italiana, uno de las voces más importantes y emblemáticas de la literatura del siglo XX, adelantada a su tiempo, se haya decidido a recuperar explícitamente sus recuerdos de aquella época en la que chocaron la tristeza y la desesperación del encierro contra el amor por un país y una cultura, la japonesa, que sigue manteniendo con vida. Imprescindible.

2. Cuentos, de Ray Bradbury, en Páginas de Espuma. Desde que hace ya un par de décadas leí El zen en el arte de escribir, Bradbury es uno de mis escritores de referencia y reencontrarme con él en esta magnífica edición de Paul Viejo para Páginas de Espuma ha sido de lo mejor que me ha ocurrido en los últimos doce meses. 316 relatos escogidos de manera impecable, entre los que se encuentran los clásicos de Crónicas marcianas y otros menos populares, incluso inéditos hasta la fecha. Bradbury se viajó a Marte con la imaginación para hablarnos como nadie de nuestra esencia. Disfrazó de extraterrestre lo humano y recuperó la infancia para situarla en el centro de su narrativa, como el periodo vital más importante, aquel en el que nos formamos como individuo y nos enfrentamos por primera vez a la magia, los afectos y el miedo. Pocos regalos mejores se me ocurren para los lectoras y los lectores más exigentes. Es un acierto seguro.

1. Posesión, de A. S. Byatt, en Anagrama. Premio Booker en los años noventa, por fin podemos disfruar de nuevo de la extraordinaria Posesión. Mi mejor lectura del año, con la que más me he sorprendido. El inquietante embrujo que el poeta muerto Randolph Henry Ash ejerce sobre los estudiosos universitarios de su obra y la intrigante trama, a caballo entre el presente de los protagonistas de la obra y el pasado del poeta, que se destapa cuando, casi por casualidad, aparecen unas notas que revelan una sombra y también una pasión en la templada trayectoria de Ash.

Pericia narrativa aparte, el salto mortal de Byatt multiplica su dificultad cuando descubrimos que Ash también es producto de su imaginación, que su obra poética es también de la escritora y que, espejo tras espejo tras espejo, la complejidad literaria de la novela la convierte en compañera de lo mejor de McEwan o Hollinghurst, porque entrar en Posesión es, literalmente, sumergirse en un universo paralelo, complejísimo y perturbador.

‘La doble desaparición de Abril del Pino’

Ilustración de cubierta de Laura Pérez

¡Por fin! Poco más de dos meses es lo que falta para que llegue a las librerías mi nueva novela, La doble desaparición de Abril del Pino y hoy me doy la alegría de compartir con vosotros sinopsis y portada. ¡Qué ganas de compartir también lectura!

Madrid, diciembre de 2024. En vísperas de la Navidad, la ciudad late entre luces, escaparates y prisas. Pero el brillo se apaga cuando Abril del Pino, la autora de novela negra más leída del país, desaparece sin dejar rastro. En su ático frente al Retiro todo parece en orden, aunque pronto la hipótesis del secuestro se impone como la más probable. Mientras miles de lectores siguen el caso con el alma en vilo, el inspector José Manuel Castillo rastrea las huellas de la escritora hasta Las Palabras Mágicas, una librería con encanto en la plaza de la Marina Española, regentada por Ágata Caballé. Allí, la misteriosa sociedad literaria Rame-Tep había celebrado su cena anual, con Abril como invitada de honor. Nadie imaginó que aquella sería su última aparición pública. A partir de ese momento, Castillo se adentra en un juego de medias verdades, pasados ocultos y silencios cómplices, que lo obligarán a mirar más allá de lo evidente. En ese laberinto de sospechas, Ágata Caballé se convierte en una presencia tan esquiva como necesaria, mientras entre Madrid y Valencia cada pista abre un nuevo interrogante… y cada personaje parece tener un motivo para mentir.

Sábado 27 de septiembre: Nueva fiesta de la lectura en Cervantes y compañía

Me estáis preguntando con frecuencia por las redes cuándo y cómo asistir a una de las fiestas de la lectura que celebramos en la librería y que este verano han sonado tanto. Así que estoy feliz de poder contaros por aquí que ya tenemos fecha: será el sábado 27 de septiembre a las 19:30 horas. Las plazas son limitadas y el único requisito para reservar una es comprar en la librería o a través de Cervantesycia.com una novela negra, porque vamos a dedicar la fiesta a la literatura policiaca. Podéis hacerlo desde ya.

Os dejo por aquí algunos títulos de ficción criminal que he disfrutado mucho en estos últimos meses, por si, para haceros con vuestra plaza, os es útil alguna recomendación. Ojalá nos veamos en la fiesta.

TÍTULOS QUE SE PUEDEN COMPRAR PARA ASISTIR, ENTRE OTROS MUCHOS:

El asesinato de los Aosawa

Un momento de ternura y de piedad

La huella del crimen

El misterio de la tercera milla

Una anciana encantadora y letal

Los libros de ‘La ventana del verano’ 2025

Todas vuestras.

A cuatro patas, de Miranda July, en Literatura Random House: Sin duda, uno de los libros del verano. Todo en él es exceso pero, por encima de cualquier consideración, se trata de un excelente ejercicio imaginativo, que nos hará reír y nos dará para horas y horas de charla.

Amiga mía, de Raquel Congosto, en Blackie Books: Una magnifica primera novela, cargada de verdad, que cuenta el fin de una amistad a priori irrompible y cómo la vida sigue después de esa ruptura. Una historia transparente y que nos mantendrá en vilo hasta el final.

El accidente, de Blanca Lacasa, en Libros del Asteroide: ¿Podemos considerar «accidentes» algunas relaciones personales? Esta es la historia de una y, lo más interesante, una tan común que seguro que a muchos lectores les sonará.

Imposible decir adiós, de Han Kang, en Random House:  Traducción más reciente de la Nobel de Literatura coreana y, para mí, sin duda su mejor novela.

Viaje al Oeste. Las aventuras del Rey Monoanónimo chino, en Siruela: Uno de los cuatro libros fundamentales de la producción clásica china, en el que muchos dicen que está inspirado el famoso manga Dragon Ball.

La huella del crimende Raúl Waleis, en Adriana Hidalgo: Este rescate editorial es todo un hallazgo, publicada en 1877, la novela de Waleis, anterior a los crímenes reales de Jack el Destripador o a las crónicas de Pérez Galdós sobre el crimen de la madrileña calle Fuencarral, es casi seguro la primera novela policiaca escrita en español.

Fantástica historia de amorde Sophie Divry, en Nórdica: Dos situaciones y dos personajes inicialmente anodinos se convierten el el germen de una historia alucinante, que, sin ser un thriller, recurre a sus reglas para engancharnos sin remedio. 

Invernal, de Dario Voltolini, en Asteroide: una novela breve, pausada y poética sobre el declive de un padre a ojos de su hijo, a partir de un hecho terrible.

Trizasde Carlos Zanón, en Espasa Poesía: Zanón, en los últimos años más conocido por su literatura negra —Taxí, Love Song— lleva publicando poesía desde 1989 y con este poemario, canalla y lleno de sentimiento, nos demuestra que también en ese ámbito merece nuestra atención.

Asesinato en el Lago de Garda, de Tom Hindle, en Ático de los Libros: Cozy crime perfecto para el verano —el relato de un crimen en una boda de la alta sociedad—, que mezcla las técnicas clásicas de Agatha Christie con el desarrollo tecnológico de nuestra época.

¡Oh, Susana!de Manuel Ocaña, en Plasson e Bartleboom: Una peculiar novela (que se define a sí misma como «novela técnica»), basada en un hecho real, sobre un también peculiar desarrollo de proyecto arquitectónico. Todo en este libro llama la atención, incluida su edición, llena de «saltos» y música.

El jardinero y la muerte, de Gueorgui Gospodínov, en Impedimenta: El libro más personal de Gospodínov, que relata el último mes de vida de su padre de una manera emocionante y sorprendentemente luminosa.

Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina, de Illan Pappé, en Capitan Swing: Síntesis indispensable para todo el que quiera comprender el porqué y el desde cuándo de todo lo terrible que está ocurriendo. Pappé es uno de los intelectuales que mejor conoce y, sobre todo, que mejor explica esta historia.

El arte de la conversación literaria, de Raquel F. Cobo, en Barlin Libros: Un ensayo breve, tanto en extensión como en dimensiones de la edición, que devuelve la importancia a la conversación como forma literaria original, anterior a cualquier otra, y como herramienta para llegar al otro y afianzar los afectos. Maravilloso.

Refugio, de Eva Morell, en Debate: Aire fresco. Eva Morell, autora de la exitosa newsletter El Club de la Cabaña, convierte la cabaña en el centro de un curioso recorrido por la historia y el desarrollo individual: de las cabañas de nuestra infancia a los refugios de los escritores, pasando por las cabañas del futuro… un texto sobre naturaleza y desconexión que merece mucho la pena.

Un momento de ternura y de piedad, de Irene Cuevas, en Reservoir Books: Una ópera prima cargada de potencial, sobre amor, familia y crimen. La historia de una joven asesina de ancianas centrada tanto en los asesinatos como en la vida privada de la mano ejecutora, que se verá en un aprieto cuando un encargo de «trabajo» se convierta en otra cosa.

El asesinato de los Aosawa, de Riku Onda, en Salamandra: La novela revisa el impacto en la ciudad de K de un asesinato múltiple no del todo resuelto, el cometido por envenenamiento en la celebración de cumpleaños de la familia Aosawa: 17 muertos y solo dos supervivientes que, tiempo después de la tragedia, recrean junto con otros miembros destacados de la sociedad de aquel momento los detalles y sombras de la carnicería, en busca de una conclusión más satisfactoria que la que se dio al cerrar el caso. Ahora que la ficción criminal japonesa está de moda más que nunca, este es un título perfecto para empezar a conocerla.

Mi perdición, de Alfred Hayes, en La Bestia Equilátera: Escrita a finales de los 60, Mi perdición es uno de los títulos más representativos de Hayes, nombre indispensable si hablamos de la novela negra estadounidense (aunque Hayes nació en Inglaterra, se crió en Nueva York), sobre todo de la novela negra orientada a lo sentimental. En esta historia se cuenta la deriva de un hombre que, huyendo de Los Ángeles para olvidar un amor, acaba en Nueva York para caer en una trampa.

Orbital, de Samantha Harvey, Premio Booker 2024, en Anagrama: Una novela de ciencia ficción, que describe como es la vida cotidiana de seis astronautas en la Estación Espacial Internacional. El libro tiene tanto fanáticos rendidos ante él como detractores extremos, pero yo creo que merece la pena leerlo, porque hasta el ritmo nos lleva a imaginar la vida en el espacio.

El misterio de la tercera millade Colin Dexter, en Siruela. Esta novela forma parte de la serie literaria protagonizada por Endeavour Morse, al que todos conocemos gracias a la serie en Filmin. Creado originalmente como personaje literario por Colin Dexter, las novelas son un germen muy digno del producto audiovisual, nos transportan a Oxford y nos enganchan con tramas como esta: varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial, alguien decide vengarse de un acto cobarde en el campo de batalla y un catedrático universitario desaparece sin dejar rastro. ¿Serán las cosas lo que parecen?

Matt Haig, autor de ‘La biblioteca de la medianoche’: «El ensayo nos ofrece respuestas; la ficción, preguntas»

*Hace justo un año, tuve el placer y la oportunidad de conversar con Matt Haig en Ibiza sobre sus novelas y, a partir de ellas, como ocurre siempre cuando se habla de libros, sobre un montón de cosas. Por desgracia, esta se convirtió en una de esas entrevistas que se quedaron en el tintero… hasta hoy. Como sabéis, me encanta compartir con vosotros en esta web mis textos «perdidos», Este es uno de ellos. Bienvenidos a algún momento del verano de 2024…

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Matt Haig (Londres, 1975) tenía veinticuatro años y coqueteaba con las drogas y el alcohol cuando intentó suicidarse en Ibiza. Afortunadamente, no lo hizo, pero la experiencia lo alejó de la isla, a la que se prometió no volver. Sin embargo, y también afortunadamente, algunas promesas están ahí para que llegue el momento de romperlas y, al traicionarlas, superar nuestros miedos y cambiar nuestra forma de ver las cosas. Esa es la razón por la que, un cuarto de siglo después de aquel oscuro incidente, Haig ha publicado La vida imposible (ADN, 2024), una historia ambientada en la isla sobre la importancia del presente y la capacidad para disfrutar y trazar nuestro propio camino.

Me encuentro con el autor de La biblioteca de la medianoche (ADN, 2021)—el best seller del que ha vendido más de siete millones de ejemplares en todo el mundo— en un hotel cercano al puerto y a los pies del ibicenco barrio antiguo de Dalt Vila. Es una mañana de verano y Haig calza unas alpargatas de un verde militar a juego con su camiseta de manga corta. Lleva unos vaqueros negros y ligeros, y en su brazo izquierdo dos tatuajes me llaman la atención, el de una libélula y el de un pájaro de colores que parece haber escrito «Andi» con el pico. A lo largo de la conversación descubriré que su mujer se llama Andrea. Haig la mencionará cuando hablemos de la culpa, uno de los temas fundamentales de sus libros. Me dirá: «Cierta clase de culpa puede sernos útil. Hubo una época en que yo no fui un buen compañero para Andrea, pero la culpa me ayudó a mejorar. La terapia me enseñó que, aunque no podemos cambiar el pasado, sí podemos aceptar nuestras imperfecciones e intentar ser mejores en el futuro».

            La joven Nora Sheed, en La biblioteca de la medianoche, trata de acabar con su vida y se despierta en un limbo donde la bibliotecaria de su instituto le entrega un grueso libro que recoge todos sus remordimientos y le permite «probar» cómo hubiera sido su existencia si sus decisiones, grandes y pequeñas, hubieran sido distintas. La anciana Grace Winters, en La vida imposible, se siente responsable del accidente en el que murió su único hijo cuando solo era un niño y deja que el tiempo se le escape como agua entre los dedos durante décadas, hasta que fallece su marido y ella recibe de parte de una amiga del pasado una inesperada herencia: la propiedad de una casa en Ibiza a la que, después de darle muchas vueltas al asunto, decide viajar.

            «Elegí una mujer de edad avanzada como protagonista porque quería escribir sobre alguien que deja todo atrás, y hacerlo desde la vejez, cuando a priori ya no tenemos nada por delante y creemos que lo único que nos queda es el recuerdo, era lo más fácil. Además, mostrar Ibiza desde los ojos de Grace me ha permitido alejarme de los estereotipos que planean sobre este lugar. Como británico, soy muy consciente de ellos y no quería caer en la tentación de que la novela se convirtiera en una facilona carta de amor a la isla. Es mucho más».

Un frágil equilibrio

Haig tiene razón, La vida imposible es mucho más; y no solo porque la aventura de Grace supere con creces los límites de la mera visita turística y, gracias a la estela de su amiga muerta, se adentre en bellísimos paisajes submarinos, y coquetee con lo sobrenatural, sino también porque, por lo que respecta a la forma, esta nueva propuesta del autor, al igual que La biblioteca…, se mantiene en un difícil equilibrio entre la ficción más pura y la narrativa de desarrollo personal, aunque a la hora de definir su reciente trabajo él no tiene ninguna duda: «Es literatura. La prueba más clara de ello es que a partir de la historia nos formulamos preguntas. El ensayo nos ofrece respuestas; la ficción, preguntas. Yo me las hago constantemente. Quizás suene a cliché, pero lo cierto es que escribir es para mí la mejor de las terapias. Cuando más tranquilo me siento es mientras escribo el primer borrador de una historia, porque mientras escribo controlo el mundo y preguntas y respuestas surgen de forma espontánea. El misterio y el conocimiento nos gustan a la vez y en La vida imposible ambos orbitan alrededor de la fragilidad, la de los seres humanos, que se rompen, por ejemplo, al perder a un ser querido, y la de la naturaleza, que está en peligro. Asumir lo fácil que resulta esa fractura nos lleva a valorar más el estar vivos».

            Conscientes de ese valor, lo que queda es saber cómo exprimir al máximo nuestros días y Haig conoce el secreto: «Debemos aprender a habitar el presente. Además, puede parecer una paradoja pero, a menudo, lo que nos impide vivir como queremos es el deseo extremo de vivir. He recorrido un largo camino desde mis veinte años hasta hoy, desde la persona que fui a la que soy, y en ese viaje mi paso por Ibiza supone una etapa importantísima. De hecho, creo que esta novela es mi manera de disculparme con la isla, a la que al principio no comprendí y ahora he comprendido por fin».

‘Sanmartín & Galindo’, episodio 5: La mejor ficción criminal del siglo (I). Con Esther García Llovet

CLICAD AQUÍ PARA ESCUCHARLO

Coordenadas: quedan fuera las series literarias y la ficción criminal española, que abordaremos en futuros episodios. Desde este punto de partida, abordamos las mejores novelas criminales de lo que va de siglo. El resultado: una buenísima lista de títulos para el verano.

Además, charlamos con la flamante ganadora del Premio Celsius, Esther Garcia Llovet, que es en sí misma un universo entero.

Esperamos que disfrutéis de la escucha tanto como nosotros de la grabación, y nos lo contéis en comentarios.

Volvemos en septiembre.

J. M. Guelbenzu: “Uno debe leer a sus contemporáneos. Hay que leerlos sin olvidar ese referente cualitativo que marcan las obras supervivientes al paso de los siglos”

*En el otoño de 2012, tuve la suerte de entrevistar a Guelbenzu para Revista de Letras. A lo largo de estos años me he acordado muchas veces de algunas cosas que me dijo en esa conversación, toda una lección de literatura. Hoy, un día después de su muerte, el recuerdo de aquella charla ha ganado fuerza y me apetecía mucho compartirla con vosotros.

Octubre de 2012. Cafetería Miau (ya desaparecida), en la esquina de la calle del Príncipe con la plaza de Santa Ana.

Guelbenzu sonríe con frecuencia delante del café que se ha pedido en el Miau. Ha llegado el último, así que, cuando me encuentra, yo ya llevo un rato mirando por la ventana enorme junto a la que se sitúa nuestra mesa, entretenida con el tránsito más bien escaso de la calle del Príncipe, a esas horas tempranas de un lunes por la mañana.

Empezó a escribir en serio a los 22 años, ha trabajado en algunas de las editoriales españolas más importantes, ha sido profesor en la Escuela de Letras, es crítico literario y coordinador de numerosas antologías, y entre sus favoritos hay algunos de los míos, como Chandler, Hammett o Sjöwall y Wahlöö, creadores de Rosanna. Así que, al saludarnos, pienso que tengo delante de mí a un hombre que ha dedicado cerca de medio siglo exclusivamente a la literatura. Por eso no me resisto a preguntarle cómo la ve, cuál es su veredicto sobre la narrativa actual y los escritores más jóvenes de nuestro país. Me cuenta que percibe “un serio aumento en la tradición de la novela”.

España era un país de novelistas sueltos, pero ahora ha surgido un grupo de autores de tipo medio que garantiza la continuidad. Antes no lo había”. Sin embargo, reconoce que no lee demasiada novela española, porque está en una edad en la que ya solo se permite leer cosas muy buenas, como los clásicos.

Ante esa elección, retomo las palabras de algunos de mis colegas libreros, que insisten en la conveniencia de leer únicamente autores muertos, pero Guelbenzu no está de acuerdo: “Uno debe leer a sus contemporáneos. Los escritores vivos escriben para su gente y hay que leerlos, sin olvidar ese referente cualitativo que marcan las obras supervivientes al paso de los siglos”.

Estoy de acuerdo y lo comparto con él antes de advertirle que vamos a adentrarnos en las preguntas centradas en su último trabajo.

Es un hombre amable, de gestos pausados y barba blanca, que se alegra con una modestia auténtica cuando le digo que me ha gustado su novela. Muerte en primera clase, recientemente publicada por Destino, es la sexta entrega de la serie protagonizada por la juez de instrucción Mariana de Marco, que arrancó en 2001 con No acosen al asesino.

Escribo novela policiaca por el personaje. No era esa mi intención inicial, pero cuando terminé la primera -no habí­a prevista una segunda-, me di cuenta de que no podí­a dejar a Mariana, porque aún tení­a muchas cosas que decir”.

El proceso creativo

“Muchas veces, por mi casa, me han pillado hablando solo por el pasillo. Es un ejercicio de calentamiento”. Eso es lo que me responde cuando me intereso por cómo trabaja los diálogos, cuya presencia en Muerte en primera clase es fundamental. “Cuando el personaje habla, el lector debe intuir lo que hay detrás… es como cuando un amigo nos enseña las fotos de su viaje y elige sólo las más bonitas”.

Comparaciones como esta hacen que me resulte muy interesante el proceso creativo de Guelbenzu, la mecánica mental que aplica a la hora de sentarse a redactar. Considera que la inspiración es una broma pesada y que la escritura, más allá de la indispensable sensibilidad del autor, es una cuestión de disciplina. Me dice: “Escribo como quien se adentra en un territorio desconocido con un mapa y una brújula”.

Y tiene una regla de oro: “Para mí­ es igual de real mi familia que la del personaje, pero son mundos paralelos, que no deben tocarse jamás”.

Y es que a Guelbenzu le gusta el género, más el polici­aco que el negro, cree en él, pero sobre todo le gusta Mariana de Marco. En esta ocasión, el juego de pistas de la intriga, que se desarrolla en el espacio cerrado de un crucero de lujo por el Nilo, le sirve como excusa para desarrollar el tema principal de la historia:

“Con Muerte en primera clase lo que pretendo es profundizar en cómo es la amistad entre las mujeres, sin duda muy distinta a la amistad entre los hombres. Ellas son más confiadas, más abiertas. Los hombres siempre se guardan muchas cosas por muy fuerte que sea la relación que mantienen con el otro, pero las mujeres comparten más y permiten a la amiga que se adentre sin obstáculos en sus zonas de inquietud o de vergüenza. Eso es lo que querí­a captar”.

Es un hecho: yo soy una mujer y lo que afirma no lo tengo tan claro. Se lo digo y vuelve a reí­r sin desdecirse de su opinión. Él es un escritor que ha observado mucho a las mujeres y está convencido de que, después de un largo proceso de análisis y trabajo duro, las conoce muy bien y es capaz de crear caracteres femeninos “desde dentro”; aunque lo que me resulta más curioso es la abstracción en la que se inspira:

Nunca jamás me he apoyado en personajes reales para crear los míos en la ficción. Es imposible sacar un personaje de la nada, pero yo, antes de verlo fí­sicamente, lo veo moral y sentimentalmente. El fí­sico lo compongo como si fuera el Doctor Frankenstein, de retazos”.

Más allá de la definición del perfil, cuando se sienta a escribir deja un margen para que le sorprendan, “porque el personaje puede sorprender al propio autor. Antes de empezar, y más en una novela como esta, conozco la trama, pero no sé qué le va a pasar al personaje”, cómo va a alcanzar esos puntos preestablecidos.

‘Sanmartín & Galindo’, episodio 4: La ficción criminal asiática

¿Por qué en la actualidad nos atrae tanto la ficción criminal asiática, ya sea literaria o audiovisual? En este episodio buscamos los motivos y repasamos algunos de los títulos fundamentales de la historia más oscura de esta riquísima literatura.

Además, conversamos con Marto Pariente, uno de los pocos autores españoles publicado por Gallimard.

Galindo y yo esperamos con muchas ganas vuestro feedback.

FLM 2025: Diez libros para no pasar por la feria sin caer en la tentación

Queda una semana para que se inaugure la Feria del Libro de Madrid y aquí van diez sugerencias para no salir de ella con las manos vacías. Son los títulos que yo me compraría; algunos, porque los he disfrutado mucho; otros, porque estoy deseando leerlos e intuyo por lecturas anteriores y reseñas que no me van a defraudar. Sé que no hace falta guía ni estímulo para «pecar» en las casetas (la nuestra es la 97 y allí os esperamos con ganas tremendas), al revés, lo difícil es contenerse, pero me apetecía compartir con vosotros mi heterogénea selección. Si os apetece, en los comentarios podéis dejarme la vuestra.

Vamos allá.

VENENO PARA ESCRITORES, de Nicola Lecca, publicado por Siruela. Yo no encontré esta novela, ella me encontró a mí. Me asaltó una mañana en la librería, al llamar mi atención entre las novedades que estaba colocando, y la devoré. La historia de una escritora sospechosa de haber envenenado a cuatro colegas durante un retiro de escritura se despliega ante el lector a partir de una entrevista televisiva que la más que probable asesina acepta mantener. Breve, original y muy adictiva. Para el verano, una lectura infalible.

EL EXAMINADOR, de Janice Hallett, publicado por Ático de los Libros. Lectura pendiente con la que, sin duda, voy a disfrutar muchísimo, porque ya conozco la originalísima escritura de Janice Hallett, donde todo cabe (correos electrónicos, mensajes de texto, cartas…), y sé que no me va a defraudar, sino a sorprender de nuevo. En esta ocasión, la trama se desarrolla en el entorno de un curso de posgrado sobre arte multimedia. Esto ya me gusta, pero, insisto, aquí lo que importa son la forma (rompedora) y el tono (a medio camino entre la novela de enigma seria y el cozy crime).

EL REY DE BRONCE, de Javier Alandes, publicado por Contraluz. Escasean las buenas novelas de aventuras para adultos, pero aquí tenemos una. Javier Alandes vuelve a la carga con la historia de un fraude, el de hacer pasar a ojos del mundo un falso busto de Alejandro Magno por una auténtica obra del siglo IV a. C y vendérsela al tercer mayor museo de los Estados Unidos. Hace unos días tuve la oportunidad de comer con el autor y, en cuanto llegué a casa, me puse a leer la novela, que está a la altura del entusiasmo del novelista.

EL JARDINERO Y LA MUERTE, de Gueorgui Gospodínov, publicado por Impedimenta. Una rara avis en mi selección, lo sé. Llevaba tiempo queriendo leer a Gospodínov, desde Las tempestálidas, y esta novela, que cuenta los últimos meses de un padre narrados por su hijo, ha sido el acicate definitivo para que me acercara al autor. Envidio a quien no lo haya hecho todavía, porque le espera un gran disfrute. Ademas, no puedo pasar por alto la edición preciosísima, que destaca, además del contenido, la importancia del libro como objeto que queremos poseer.

EL ESPÍA, de Jorge Díaz, publicado por Planeta. Hay dos cosas que me gustan en el regreso a la novela en solitario de Jorge Díaz, uno de los integrantes de la exitosa Carmen Mola: el tiempo elegido para el relato, la Europa de la primera mitad del siglo XX, y la forma de plantear la investigación del crimen del misterioso barón Von Rolland, a partir del por qué y no del quién lo hizo. Si queréis saber más, os dejo AQUÍ EL ENLACE al tercer episodio de Sanmartín & Galindo, dedicado a las novelas de espías, en el que Jorge fue nuestro invitado.

EL MISTERIO DE LA MUJER TATUADA, de Akimitsu Takagi, publicado por Salamandra. Este clásico de la ficción criminal japonesa, que aquí no tiene nada que envidiar a la estadounidense más sucia, liderada por Chandler y Hammett, nos traslada a los últimos años cuarenta de un Japón humillado por la pérdida de la guerra y en conflicto con sus tradiciones. Con ese telón de fondo, una misteriosa mujer, poseedora de un preciado tatuaje por el que algunos estarían dispuestos a matar, se cuela en la vida de un joven estudiante de medicina forense y, poco después, se produce la tragedia… una novela maravillosa.

LA HISTORIA DE UN CRIMEN I, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, publicado por RBA. Por fin se recuperan las intrigas del comisario Martin Beck, responsable de mostrarnos con una mirada crítica y llena de ironía las sombras del estado del bienestar sueco durante los años sesenta y setenta del siglo pasado. En este volumen se incluyen los cuatro primeros títulos de esta fantástica serie literaria, germen de la ficción criminal nórdica tal y como la conocemos hoy. Roseanna, que inaugura la saga, es una de las historias que me hizo amar el crimen en la literatura.

LA HUELLA DEL CRIMEN, de Raúl Waleis, publicado por Adriana Hidalgo. Escrita en 1877, más de diez años antes de los crímenes de Jack el Destripador y de las famosas crónicas de Pérez Galdós sobre el crimen de la calle Fuencarral, La huella del crimen, una rareza, está considerada por muchos como el primer policial escrito en español. Si lo será o no es difícil de asegurar al 100%, pero lo que sí está claro es que resulta curiosísimo acercarse a este texto sorprendentemente moderno. Ambientado en París, el misterio comienza con la aparición en el claro de un bosque de un cuerpo cuya identificación será la primera de las sorpresas. De mis mayores descubrimientos del año.

AUDICIÓN, de Katie Kitamura, publicado por Sexto Piso. Creo que Katie Kitamura mejora con cada novela. Intimidades, su título anterior, me dejó fuera de juego; y ahora Audición arranca de tal manera que no me deja margen de duda: Kitamura es actualmente una de mis autoras favoritas. Una mujer busca entre la clientela de un restaurante en Manhattan a un hombre que la espera. Cuando lo reconoce, tras sortear el obstáculo de la recepción, se dirige hacia él… esta escena corriente se transforma en manos de la novelista en un extraño motivo de inquietud. Maravillosa.

VIAJE AL OESTE. LAS AVENTURAS DEL REY MONO, publicado por Siruela. El Rey Mono es tan conocido en China como lo son aquí Don Quijote y Sancho, porque Viaje al oeste (1590), que en esta nueva edición de Siruela en un solo volumen se presenta ante los bibliófilos como un ejemplar irresistible, es una de las cuatro novelas clásicas chinas más influyentes, junto con el Romance de los tres reinos, Los bandidos en el pantano y Sueño en el Pabellón Rojo. Tras haber tenido la oportunidad esta primavera de coordinar un club de lectura sobre esta última, ahora es Viaje al oeste la que ha captado mi atención. He leído que esta odisea anónima del siglo XVI inspiró el famoso Dragon Ball, de Akira Toriyama. Me dispongo a descubrirlo.