Mis diez lecturas indispensables de 2024

Me dispongo a cumplir con lo que para mí ya se está convirtiendo en tradición: compartir con vosotros mis diez lecturas favoritas de 2024 —no necesariamente publicadas en este año— Lo hice en 2022 y también en 2023, así que allá vamos. Es importante señalar que esta vez incluyo en una sola lista ficción y ensayo, y también mencionar un título que, aunque dejo fuera porque lo que he hecho ha sido releerlo, me parece importante destacar. Se trata de El largo adiós, de Raymond Chandler, una obra maestra, cuya relectura me ha hecho valorar por contraste la calidad de la ficción criminal actual —esto da para un debate largo que espero poder compartir por aquí y que hemos abordado ya en El Laboratorio del Crimen.

Pero vamos allá. Con mi favorito al final, aquí están los diez que más he disfrutado este año:

10. La mujer fugitiva, de Alicia Giménez Bartlett, en Destino. La entrega número 13 de las intrigas de Petra Delicado es sin duda una de las mejores de esta serie literaria. Junto a las novelas protagonizadas por el Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, la obra de Giménez Bartlett lidera la historia del género negro español. En esta ocasión, Petra y Fermín, su mano derecha, siguen el rastro de una misteriosa mujer relacionada con un crimen cometido en una foodtruck. Una prueba flagrante de cómo la buena literatura policiaca es mucho más que el relato de un crimen.

9. La península de las casas vacías, de David Uclés, en Siruela; un libro atípico y extraordinario, que utiliza el realismo mágico para adentrarse en los años de la Guerra Civil desde un curioso escenario, el pueblo de imaginario de Jándula. La península de las casas vacías es sin duda una excepción dentro de un nicho creativo muy agostado, el del conflicto bélico. Es diferente en su modo de narrarlo, literaria, maravillosa, y el autor, sorprendentemente joven para el nivel del texto que ha escrito, tiene una voz que ha llegado para quedarse.

8. El volumen del tiempo I, de Solvej Balle, en Anagrama. Esta curiosísima novela de la danesa Solvej Balle la primera de un proyecto de siete, utiliza la ciencia ficción —una mujer queda atrapada en un mismo día, que se repite una y otra vez— para reflexionar sobre la mella de los pequeños detalles y acciones de la vida cotidiana con una asombrosa lucidez.

7. Brazilian Psycho, de Joe Thomas, en Salamandra. La ambición de Brazilian Psycho, que por lo arriesgada podría resultar fallida, se cumple con creces. Nos encontramos ante una novela que cuenta un país entero a partir de una sorprendente estructura y un elenco integrado por decenas de personajes; voces que se mezclan para construir en paralelo el relato de una serie de crímenes salvajes y una historia de corrupción real. De Lula a Bolsonaro, de la favela Paraisópolis al próspero Morumbi, de la escena de un crimen en el parque a los despachos en las plantas más altas de los edificios donde se alojan las grandes corporaciones internacionales que mueven los hilos… un viaje sinuoso, porque la forma del texto cambia sin darnos respiro, e inolvidable, capaz de captar a la vez belleza y desesperación.

6. El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu, en Ediciones B. Vi la serie primero, lo confieso, y solo sirvió para estimular mi curiosidad por el libro que abre la trilogía. Me lo compré una mañana de verano, tempranísimo, en La Casa del Libro de Gran Vía, que acababa de abrir (en la librería en ese momento no lo teníamos y tenía tantas ganas de leerlo que no esperé, ejemplo fatal); y no me decepcionó. El derroche de imaginación de Cixin Liu es un homenaje a la literatura como fuente de asombro y disfrute, mucho más allá de las fronteras que erróneamente le imponemos a la ciencia ficción. ¿Qué pasaría si una civilización extraterrestre anunciara su llegada a la tierra, expulsada de su planeta por lo caótico de su galaxia? No cuento más.

5. Sopa de miso, de Ryu Murakami, en Malas Tierras. Duro, adictivo y con el brillo del neón, como la acertadísima cubierta de esta recuperación de Malas Tierras. Escrita a finales de los noventa e inicialmente publicada por entregas en la prensa japonesa, Sopa de miso es, sin más, una gran novela, que alterna la agresividad del thriller con un afilado tono poético y no se conforma con el relato, sino que lo utiliza para retratar con pericia el Japón contemporáneo, todavía lastrado por su historia común con los Estados Unidos. Cruento, deslumbrante e imperdible: un joven guía turístico de los barrios más canallas de Tokio, sospecha que su cliente, que noche tras noche contrata sus servicios, es un asesino en serie…

4. Los escorpiones, de Sara Barquinero, en Lumen. Me arrepiento de no haberlo leído antes. Este libro larguísimo, que empieza con el plantón que le da a una de sus protagonistas su match de Tinder y utiliza la anécdota para sumergirnos en un inframundo que gira alrededor de la música y el suicidio, es una novela de novelas y me mantuvo en vilo hasta el final. Al revés de lo que he leído en algunas críticas, me pareció el resultado de un gran esfuerzo literario carente de impostura. Creo que Sara Barquinero ha conseguido con su novela lo que muchos no pasan de pretender.

3. La escritura como un cuchillo, de Annie Ernaux, en Cabaret Voltaire. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un ensayo sobre literatura y sobre cómo y por qué escribir. Anteriores a la concesión del Nobel, los correos electrónicos que Annie Ernaux aceptó intercambiar con Frédéric-Yves Jeannet durante aproximadamente un año, para profundizar en las luces y las sombras de su escritura son un tesoro. La literatura entendida como exploración pero también, según el grado de inmediatez de la escritura y su capacidad de registro, como gozo, o la importancia del origen de la voz que cuenta para dignificar el objeto del relato… todos los temas de esta correspondencia son interesantes y abordados desde la honestidad y no desde la pedantería o la distancia en las que resulta tan tentador atrincherarse cuando ya se ha alcanzado el éxito.

2. Los guapos, de Esther García Llovet, en Anagrama. Sin duda, LO MEJOR de su autora, una voz diferente dentro del panorama español más actual, con una capacidad de mirar el mundo desde un lugar desconocido, lleno de humor y ternura, y de la fugacidad de las estrellas. Una mañana, en un camping del Saler, en Valencia, amanecen con unos extraños y ochenteros crop circles en los arrozales vecinos. A partir de esta insólita premisa, García Llovet nos cuenta una historia breve y precisa, que se construye a través de los perfiles inolvidables de sus personajes.

1. El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza, en Random. Premio Pulitzer de Memorias 2024: La crónica de los últimos años y el asesinato de Liliana Rivera Garza contada por su hermana, que asume el doble papel de autora y víctima colateral de la violencia machista. Un testimonio imprescindible, tanto por su valor literario como por el que tiene de denuncia y ejercicio de reconstrucción de la personalidad y la vida de Liliana a partir de las pequeñas cosas y los amigos que la acompañaron y han permanecido después de ella. El invencible verano de Liliana me emocionó e interesó a partes iguales porque, sin renunciar al componente del afecto (de hecho, más bien enfrentándose a él como si se tratara de un fantasma al que superar al final del duelo), Rivera Garza trasciende la historia concreta gracias a la forma que tiene de contarla, una exploración literaria muy reveladora, que mezcla registros, puntos de vista y fragmentos de vida, a menudo cristalizados en objetos pequeños y cotidianos.

Mis cinco lecturas favoritas de este invierno

Es sábado por la tarde y en Valencia ha hecho un día de sol. Ya es primavera y esta mañana, siguiendo los sabios consejos de mi hermana, he empezado a leer Blackwater, que no sé si me enganchará, ya lo veremos. Lo que sí tengo claro es cuáles han sido mis lecturas favoritas de este invierno (no todas son novedad, pero ha sido en estos meses cuando han caído en mis manos, es un hecho). De menos a más, las reseño brevemente a continuación.

5. Amistad para adultos, de Nao-Cola Yamazaki, en Shiro Libros. Los tres relatos de este librito brevísimo pero de una belleza excepcional, sobre todo los dos últimos, llegaron a mis manos por recomendación de María Felices, mi compañera en Cervantes y compañía, que conoce mis gustos literarios casi casi mejor que yo. Los cuentos de Nao-Cola Yamazaki abordan las relaciones humanas de nuestro tiempo con una sencillez y una elegancia poco corrientes, miran el mundo y nos sorprenden, hablan de nosotros y, sobre todo, describen Tokio y sus dinámicas sin recurrir a los tópicos ni las sombras.

4. Los reyes de la casa, de Delphine de Vigan, en Anagrama. La incursión en el Thriller de Delphine de Vigan, que me llevé a casa gracias a una de las sesiones del ciclo sobre historia de la novela negra francesa que celebramos mensualmente en la Biblioteca Eugenio Trías, no decepciona, algo que suele suceder cuando autores no habituales del género deciden abrazarlo y caen en la trampa de la condescendencia. Afortunadamente no es el caso. La desaparición de Kimmy, la hija pequeña de una influencer multimillonaria, es el punto de partida de una investigación cuyas causas y consecuencias nos llevan desde el hoy hasta un futuro cercano para invitarnos a reflexionar sobre el valor de la intimidad, el uso que hacemos del progreso y cómo proteger (o no) de la exposición mediática a los más pequeños.

3. La escritura como un cuchillo, de Annie Ernaux, en Cabaret Voltaire. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un ensayo sobre literatura y sobre cómo y por qué escribir. Anteriores a la concesión del Nobel, los correos electrónicos que Annie Ernaux aceptó intercambiar con Frédéric-Yves Jeannet durante aproximadamente un año, para profundizar en las luces y las sombras de su escritura son un tesoro. La literatura entendida como exploración pero también, según el grado de inmediatez de la escritura y su capacidad de registro, como gozo, o la importancia del origen de la voz que cuenta para dignificar el objeto del relato… todos los temas de esta correspondencia son interesantes y abordados desde la honestidad y no desde la pedantería o la distancia en las que resulta tan tentador atrincherarse cuando ya se ha alcanzado el éxito.

2. La mujer fugitiva, de Alicia Giménez Bartlett, en Destino. Cada vez con más frecuencia se nos olvida que para escribir una buena novela negra no es suficiente con contar la historia de un crimen. Más bien al revés, el crimen debe ser solo el principio. De esta afirmación La mujer fugitiva, la aventura numero trece de Petra Delicado y Fermín Garzón, es un excelente ejemplo. Me explico con más detalle en la reseña publicada en ABC Cultural.

1. Brazilian Psycho, de Joe Thomas, en Salamandra. La ambición de Brazilian Psycho, que por lo arriesgada podría resultar fallida, se cumple con creces. Nos encontramos ante una novela que cuenta un país entero a partir de una sorprendente estructura y un elenco integrado por decenas de personajes; voces que se mezclan para construir en paralelo el relato de una serie de crímenes salvajes y una historia de corrupción real. De Lula a Bolsonaro, de la favela Paraisópolis al próspero Morumbi, de la escena de un crimen en el parque a los despachos en las plantas más altas de los edificios donde se alojan las grandes corporaciones internacionales que mueven los hilos… un viaje sinuoso, porque la forma del texto cambia sin darnos respiro, e inolvidable, capaz de captar a la vez belleza y desesperación.