
Fui a ver Decision to Leave.
Eran las cuatro de la tarde y la sala de los Princesa estaba vacía.
Fuera, la luz se debatía contra el peso de plomo del invierno sobre la plaza de los Cubos.
Estaba la película y también podía sentir al otro lado de las paredes del cine las vidas de la gente anónima y silenciosa, cruzando la plaza, esperando a alguien, corriendo para no perder el autobús, la sangre de la ciudad y su corazón bajo aquella luz suave y esperanzadora, y también gélida.
El universo entero e infinito del que aún formamos parte.
Y me pregunté, mientras todo esto pasaba, cuánto tiempo más:
¿Cuánto tiempo más
permanecerá oculto nuestro mundo
bajo la nieve?